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                     Plaza Atahualpa
 




    La plaza Atahualpa, llamada inicialmente “31 de Diciembre”, fue modificada por el Inspector de Parques y Jardines, señor Luis Guillot. Su nuevo trazado y su ornamentación vegetal fueron inaugurados el 7 de noviembre de 1914 ante la presencia de las autoridades y sabemos, por testimonio de su hijo, que Don Pascual Faccio, el boticario del barrio estuvo también presente.
En esa plaza se sentó Florencio Sánchez a escribir los borradores de sus obras, Ernesto Herrera, y más adelante Vaz Ferreira.
Una singularidad de esta plaza era que el tranvía eléctrico nº 20 de “La Transatlántica”, con destino a Capurro, la atravesaba  en su recorrido.

 

    En la Revista de la Sociedad de Arquitectos apareció en 1914 el artículo “La Jardinería en los Paseos Públicos”, que describe el proyecto de la Plaza Atahualpa:

    [...] “En los alrededores de la Ciudad, en el centro del Barrio Atahualpa, antigua agrupación de hermosas quintas y de pintorescas villas, se hallaba enclavada una pequeña plaza, que por su trazado y por su decoración vegetal tenía el aspecto de una plaza de aldea lejana, abandonada y triste. Dispuesto recientemente por las autoridades municipales, el arreglo y modificación del trazado y la ornamentación apropiada en los detalles complementarios, se encomendó el estudio del proyecto respectivo y la dirección de los trabajos al Inspector Técnico de Parques y Jardines, Agrónomo D. Luis Guillot.
    Este funcionario teniendo en cuenta muy especialmente la ubicación, las dimensiones del espacio libre disponible y las condiciones del sistema de circulación ya impuesto, resolvió el problema trazando sencillas formas geométricas regulares, que sin acusar la subdivisión asimétrica que el paso del tranvía por el centro determinaba, permitieron englobar en grandes masas, las líneas generales más ajustadas al marco que hacen los límites de las propiedades que limitan la plaza.
Los grupos que constituyen las partes enjardinadas, más bien que responder al estilo paisajista, bien preferible para los grandes parques, se ajustan a un criterio de combinación geométrica regular, como conviene para esos pequeños conjuntos que pueden apreciarse de un solo golpe de vista y que permiten advertir fácilmente el orden y la armonía de la composición. En vez de limitar la Naturaleza se prefirió allí expresar francamente sin esconder al arte, la idea que determinó la formación del paseo, como elemento de decoración urbana.

    Como se ve por el grabado adjunto que reproduce el proyecto del señor Guillot ya realizado, las líneas de la composición son bien simples, encuadradas naturalmente en el marco fijado y respondiendo a la función que debe desempeñar la plaza.
    Los canteros que forman las grandes divisiones están cortados verticalmente en sus bordes y revestidos por gramilla que da la tonalidad verde dominante.
    Los caminos rojos que rodean los canteros y la franja blanca que bordea la plaza, hacen un contraste agradable, que acentúa el buen gusto de los detalles complementarios de la ornamentación general.
    Convenientemente distribuidos cinco candelabros dan la iluminación necesaria, y conjuntamente con los bancos de madera y los grandes macetones blancos forman los elementos decorativos que realzan de modo feliz el aspecto general del nuevo jardín.
    Para formar el marco de la plaza, se han dejado alineados los antiguos paraísos que dibujan la figura cuadrada del espacio libre y hacen como una cortina de fondo, auxiliados por los boj enanos intermedios.
    Una fila de fresnos con corsets de hierro determinan en los canteros angulares la gran curva concéntrica a la masa central y ésta se matiza en el conjunto por rosas de alto pie y trepadoras, que con las hortensias, los claveles, las azaleas, los corales y otras flores constituyen la vibrante policromía de la decoración floral.
    Resumiendo, podemos decir que tanto el efecto de la Naturaleza disciplinada de los jardines, como el del complemento decorativo de los candelabros, bancos, macetas y canastillas floridas, es el de un armónico conjunto de delicados detalles.
    La forma completa, prolija con que se ha realizado el proyecto, merece ser apreciada por lo que significa como tendencia, en el trabajo que se requiere para el embellecimiento de la Ciudad, y justifica la buena impresión que ha dejado en el público ese escrupuloso cuidado de las pequeñas cosas, de cuyo conjunto depende el buen éxito de esas obras”. 

 
 
 
 
Fuentes bibliográficas
- Foto 12: Imagen aportada por el Señor Héctor Faccio.
- Foto 13: proyecto de la Plaza Atahualpa en “La Jardinería en los Paseos Públicos”. Revista
               de la Sociedad de Arquitectos. Año 1,  nº 3, noviembre 1914. Autor: E. P. B.
- Foto 14: Vista actual. Fotógrafo Liliana Guarino.
 
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