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El arroyo Quita Calzones, es un afluente del Miguelete, que se le une cuadra abajo del puente de la Avenida Agraciada y cuyo curso principal está marcado por el caracoleo de la Avenida Dr. Juan Carlos Blanco, notable por sus palmeras Fénix.
Su nombre original fue “de Morales”. Un día un episodio que la fantasía transformó en leyenda, pero no en historia, un día de crecientes, impidió el cruce a un viajero o a varios obligándolos a prescindir de sus calzas para vadearlo.
Isidoro de María da la siguiente versión de este episodio en su libro “Montevideo Antiguo”:
“A fines de 1824 llegan a Montevideo el canónigo Mastai Ferreti que más tarde fue Pío Nueve acompañado por el Nuncio Apostólico Muzzi. Dámaso Antonio Larrañaga hospeda al Nuncio en su casa, y don Manuel Jiménez en la suya al canónigo Ferreti. Como a toda personalidad importante se le agasaja con una fiesta campestre en la quinta de Juanicó (detrás de la quinta de Larrañaga). Todo se había preparado allí para obsequiarlos espléndidamente, y en el día convenido, invitados e invitantes se ponen en camino para la quinta. Pero un pícaro arroyuelo llamado Quita Calzones, les jugaría una trastada. Al pasarlo, se empantana el birlocho , costando un triunfo sacarlo del atolladero. Sin inmutarse el buen canónigo, se sonreía del percance y preguntó como se llamaba el arroyo. Quita Calzones señor, le dicen. Pues hombre, responde muy jovial, los que son los nuestros no nos los ha quitado, y tomó nota del nombre para su cartera de viaje.
Con retardo llegaron a la quinta, donde el percance ocurrido fue el tema obligado de la conversación y de la broma.
Veinte años después el canónigo Mastai Ferreti ocupó la Silla de San Pedro en Roma, con el nombre de Pío Noveno, viniendo a ser el primero y último de los Papas que antes de ascender al pontificado, pisó este suelo, admiró su espléndida naturaleza, y aspiró las auras embalsamadas del Miguelete, recordando siempre el percance del Quita Calzones”. |

Este arroyo solía desbordarse, y de él hablan algunos de los vecinos entrevistados.
La señora Clara Zumarán de Arteaga recuerda que cuando llovía mucho el agua llegaba hasta Luis Alberto de Herrera.
Don Héctor Faccio nos cuenta que en un temporal muy grande el 13 de julio del año 23 el agua del Quita Calzones llegó hasta la escalera de acceso a la puerta del fondo de su casa, en Estomba y Arteaga, y dejó bajo agua a una parte del barrio.
Otra vecina, Teresita Stapledon de De Vita cuenta que sus tíos, que iban a la Escuela Bélgica, cuando ésta estaba ubicada en Millán y Cané, cuando llovía mucho tenían que cruzar Millán a caballo, el arroyo corría por donde ahora es la calle Micenas.
La vecina Rosa Barbieri nos cuenta: “para cruzar el Quita Calzones existía un puentecito lindísimo que había hecho don Juan Sagarra, vecino de origen catalán, con unos tablones. Había puesto dos tablones y pasábamos para allá, para el lado de Millán. El puentecito estaba una cuadra para abajo por Carmelo. Se crecía ese arroyito. Yo era chica diez, doce años” nos dice la vecina.
“El arroyo Quita Calzones empieza por acá atrás por Estomba, va todo por abajo, cruza entre Carmelo y Pereda, después hace una vueltita y va todo por debajo de Carmelo, todo hasta Cubo del Norte, la curvita esa es el arroyo, ese acoste que tiene, y sigue por Micenas, atravesaba Caiguá en Suárez en la quinta de Garzón”, recuerda el Sr. Héctor Faccio.
Este afluente del Miguelete fue posteriormente canalizado. Algunos vecinos presenciaron su canalización. El Dr. Luis Guarino nos cuenta: “se hizo una obra muy grande, el saneamiento y el entubamiento del Quita Calzones, que provocaba inundaciones. Me acuerdo del saneamiento que venía por donde era el lecho del arroyo, la parte más baja aprovechada para colocar un gran caño, yo no se si porque era chico me impresionaba como muy grande, sobre Carmelo. Sobre el cauce del Quita Calzones hicieron el gran colector, lo entubaron y al mismo tiempo servía de caño colector.
Y Martín Guarino nos dice: yo me acuerdo que estaba todo abierto, un pozo enorme, que tenía un entramado de hierro para hacer el cemento armado.
Fuentes bibliográficas
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Artículo: “Aquellos arroyos. Montevideo y sus cauces”. Ernesto Daragnés Rodero. Almanaque del Banco de Seguros del Estado. Año 2000. p. 94-95.
- “Montevideo antiguo. Selección”. Isidoro de María. Editorial Universitaria de Buenos Aires. 1965. p. 137-140.
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Testimonios orales de vecinos de Atahualpa: Rosita Barbieri, Héctor Faccio, Dr. Luis Guarino, Martín Guarino, Teresita Stapledon de De Vita y Clara Zumarán de Arteaga |
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Carruaje de caballos, ligero, de cuatro ruedas, descubierto y abierto por los lados, y sin puertas.
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