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Según establece Orestes Araujo en su “Diccionario Geográfico del Uruguay” se trató del núcleo de población “fundado el 16 de agosto de 1868 por los miembros de la Sociedad Anónima Fomento Montevideano, siendo presidente de la Sociedad don Pedro Márquez, Tesorero don Manuel Acevedo, Secretario el doctor don Carlos Santurio, Vocales don Enrique Platero, don Juan P. Castro, y como gerentes sus iniciadores don Florencio Escardó y don Marcelino Santurio.
Fue padrino en el acto de colocar la piedra fundamental el Sr. Presidente de la República, General Don Lorenzo Batlle, quien no pudiendo asistir por indisposición, asistió en su representación el señor Jefe político, Coronel Juan Pablo Rebollo. El nombre de este paraje, se deriva del famoso Inca que reinaba en el Perú en la época de su descubrimiento y conquista por los españoles”.
Nos cuenta el historiador Hosmar Gerin Cluzet que “fue en la margen izquierda del Miguelete, exactamente a las 12, como estaba programado, en terrenos del que fuera soldado de la Independencia de América, Coronel Juan Ramón Estomba, frente a la capilla de don Juan Domingo Jackson, ante una gran concurrencia que llegaba a caballo y en carruajes a aquel sitio, movidos por la importancia del acto y por la belleza del día”.
“El cuadro era magnífico, entusiasta y conmovedor. Lo que hacía pocos días no era sino una zona de terreno estéril, ese día fue más que un proyecto de población; era ya un centro de reunión entre más de cien individuos interesados en el engrandecimiento de aquel lugar y en el lucro de sus finanzas que elevaban sus miras a seis meses más tarde cuando treinta edificios poblarían aquel recinto...”
“Todo en derredor de la localidad, que no bajaba de cuarenta cuadras estaba adornado con banderas de todas las naciones. En las dos extremidades de la calle principal del pueblo, y que cruzaba partiendo del camino del Reducto hasta terminar sobre el camino que atravesaba desde la Unión al Miguelete, frente mismo a la capilla que edificaba la familia Jackson, se habían colocado dos arcos con grandes inscripciones alegóricas. En el centro se elevaba un gran pabellón en donde estaban las mesas bien provistas de deliciosos manjares y exquisitos vinos importados”.
“Esta circunstancia contribuyó a reanimar el espíritu y a despertar la elocuencia de varios oradores que tomaron la palabra entre aclamaciones de entusiasmo y alegría”.
“A las tres de la tarde se elevó un enorme globo con las insignias patrias, que tomó rumbo al este. Entretanto, unos veinte corredores se disputaban el triunfo en el difícil juego de las sortijas. Lo que llamó poderosamente la atención fue la uniformidad en el vestir de ese escuadrón de sortijeros, ya que iban todos con pantalones blancos y botas a la Lorenzo”.
“Los vecinos de las inmediaciones del pueblo Atahualpa, en prueba de su gratitud, obsequiaron a los señores Florencio Escardó y Marcelino Santurio una medalla de oro por el reconocimiento al impulso que con aquella creación se daba a toda esa localidad”, nos cuenta el historiador Gerin Cluzet.
“La Tribuna” del 18 de agosto de 1868 publicó la crónica del acontecimiento fundacional, en los siguientes términos: “El domingo se hincó la piedra fundamental del pueblo Atahualpa, en las cercanías de la capital y en uno de los puntos más pintorescos de esas deliciosas campiñas, que son el punto de reunión y de recreo de nuestra sociedad elegante”.
Don Florencio Escardó, quien formaba parte de la Sociedad Anónima de Fomento Montevideano organizó la fundación y los festejos. Numeroso público se hizo presente. Hubo una misa campal, suelta de globos y de un globo con las insignias patrias, suelta de palomas, y después juegos: carreras de embolsados, juego de la sortija, durante todo el día. En la placita “31 de Setiembre” hoy Plaza Atahualpa se hizo una comida campestre.
“Un numeroso gentío invadió el vasto espacio de aquella localidad en la que apenas están trazadas la plaza y las calles adyacentes. El pueblo Atahualpa, como el del Retiro y Palermo que ya son barrios de la capital, se debe a la iniciativa de hombres progresistas que emplean su tiempo, su inteligencia y su dinero en hermosear a Montevideo y en facilitar a las clases menos acomodadas el medio de adquirir propiedades no muy distantes y bastante cómodas, por medio que está al alcance de todos; pues como es sabido los alquileres son bajos y cualquiera puede llegar a ser propietario pagando el capital por cortas mensualidades”.
“Atahualpa se incorpora oficialmente a la planta urbana de Montevideo en 1887. La zona incorporada comprendía desde el Bulevar Artigas hasta el camino de Propios por el Este, y desde aquél hasta el arroyo Miguelete por el Norte, incluyendo así varios de los nuevos barrios fundados hasta la fecha.
“Un plano del año 1893, trazado por el Agrimensor Casimiro A. Pfaffly, describe el barrio Atahualpa en el perímetro de las actuales avenidas Dr. Luis Alberto de Herrera, camino Reyes, Avenida Pedro Millán y calle Ramón Estomba. En dicho plano aparece la Plaza “31 de setiembre” hoy Atahualpa, cruzada por las calles De los Gerentes, actual Florencio Escardó y la De Fomento, actual Cubo del Norte; también aparecen las calles Cané y las entonces denominadas Del Comercio, Perseverancia y Del Progreso, hoy Dr. Juan José de Arteaga, Carmelo y Dr. Carlos Vaz Ferreira, respectivamente”.
“El mismo plano señala las ubicaciones de la capilla de Jackson, los cursos de los arroyos Quita Calzones y de Montevideo o de Chopitea, afluentes del Miguelete; las casas de la quinta del General Lavalleja, las de Juanicó y de Uturbey y el Paso de las Duranas en el cruce del Miguelete en el eje del camino Millán”.
Fuente Bibliográfica:
- Los barrios de Montevideo. IMM. IV- Paso Molino, El Prado y sus alrededores
Aníbal Barrios Pintos/Washington Reyes Abadie. 1993 pp. 126-127
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Historia del Desarrollo Edilicio y Urbanístico de Montevideo (1824-1914). Alfredo Castellanos. Montevideo 1971. Junta Departamental de Montevideo. Biblioteca José Artigas. p. 176.
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Inauguración del Pueblo Atahualpa. Investigación realizada por el Historiador Hosmar Gerin Cluzet y la Profesora Mercedes Villademoros de Bolla para el Centenario de Atahualpa. Boletín Nº 36. Centenario del Barrio Atahualpa, setiembre de 1968. |
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